Susana Pérez es vecina de Glew y madre de tres alumnos que van al establecimiento situado en Di Carlo, entre Buenos Aires y De Navazio, en el sector de primaria. Está muy preocupada por las situaciones de violencia que se viven tanto fuera como dentro del colegio y por la falta de respuesta de las autoridades, ya que tanto primaria como secundaria tienen espacios comunes o se cruzan a la entrada y salida del establecimiento.
“Cuando mi marido llevó a los chicos al colegio la semana pasada, antes de entrar, en la vereda del establecimiento se mataron a golpes. Luego, según me contó mi hija, los chicos de secundaria entraron y se volvieron a agarrar adentro”, remarcó Susana.
“Hubo un caso de un chico que llevó un cuchillo al salón para amenazar a otro. Incluso una mamá me comentó que a su hija le tiraron una silla y de la escuela nunca la llamaron. Se enteró porque la nena no daba más del dolor que tenía en el hombro”, contó la vecina a El Diario Sur. Y agregó: “Cuando la madre fue a reclamar al colegio la respuesta fue que no pueden hacer nada, que son cosas que siempre pasan y que tienen miedo a las represalias de los familiares de los alumnos violentos”.
Los padres, sobre todo de los más pequeños, están angustiados por estas situaciones de violencia constantes en el colegio. “Yo no tengo hijos en secundaria, pero tengo miedo que en algún momento mis hijos queden en medio de alguna pelea y resulten lastimados o algo peor”, remarcó Susana.
Otra madre aseguró que su hijo no puede ir al colegio con zapatillas nuevas porque le pegan, y a veces los mismos chicos no quieren contar que son agredidos por miedo a que los sigan golpeando y que luego exhiban los videos en Instagram.
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“No queremos que estas conductas sean algo habitual. Lo exigimos por nuestros hijos”, enfatizó Susana